Todo
entorno de desarrollo, independientemente de la plataforma, así como
del lenguaje de programación utilizado, suministra una serie de
herramientas de depuración, que nos permiten verificar el código
generado,
ayudándonos a realizar pruebas tanto estructurales como
funcionales.
Durante el proceso de
desarrollo de software, se pueden producir dos tipos de errores:
errores de compilación o errores lógicos. Cuando se desarrolla una
aplicación en un IDE,
ya sea Visual Studio, Eclipse o Netbeans,
si al escribir una sentencia, olvidamos un ";", hacemos
referencia a una variable inexistente o utilizamos una sentencia
incorrecta, se produce un error de compilación. Cuando ocurre un
error de compilación, el entorno nos proporciona información de
donde se produce y como poder solucionarlo. El programa no puede
compilarse hasta que el programador o programadora no corrija ese
error.
El otro tipo de errores
son lógicos, comúnmente llamados bugs,
estos no evitan que el programa se pueda compilar con éxito, ya que
no hay errores sintácticos, ni se utilizan variables no declaradas,
etc. Sin embargo, los errores lógicos, pueden provocar que el
programa devuelva resultados erróneos, que no sean los esperados o
pueden provocar que el programa termine antes de tiempo o no termine
nunca.
Para solucionar este tipo
de problemas, los entornos de desarrollo incorporan una herramienta
conocida como depurador. El depurador permite supervisar la
ejecución de los programas, para localizar y eliminar los errores
lógicos. Un programa debe compilarse con éxito para poder
utilizarlo en el depurador. El depurador nos permita analizar todo el
programa, mientras éste se ejecuta. Permite suspender la ejecución
de un programa, examinar y establecer los valores de las variables,
comprobar los valores devueltos por un determinado método, el
resultado de una comparación lógica o relacional, etc.